Tuxtla Gutiérrez, 15 Nov. (Notimex).- La investigadora Marina Patricia Jiménez Ramírez señaló que uno de los ejes fundamentales de la tolerancia es el reconocimiento del derecho a la diferencia de creencias, a la identidad, a la libertad de expresión y a organizarse.
La ex consejera de Derechos Humanos y estudiosa del tema indígena, consideró que el Día Internacional para la Tolerancia, que se conmemora el 16 de noviembre, se materializa en la medida en que se atiendan y resuelvan los problemas sociales de manera integral.
En Chiapas los problemas de intolerancia estaban presentes en municipios de la región Altos; sin embargo, ahora el foco de atención está en todo el estado, lamentó.
“Hemos perdido el horizonte al dejar de mirar los derechos colectivos, más bien hay una mirada centralizada, en la persona, el individuo y eso genera que realmente no veamos las condiciones o necesidades que las otras personas tienen”, consideró.
“Prevalecen muchas situaciones de discriminación en Chiapas y las condiciones de pobreza generan desigualdad en los derechos. La tolerancia no es una aceptación tácita de las situaciones en que uno vive, hay que buscar soluciones integrales y urgentes sustentadas en el diálogo”, indicó.
La ex consejera local también del Instituto Federal Electoral y ex integrante del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas pidió buscar respuestas que nos lleven a una solución común, lo que implica tener una condición donde el estado admita las necesidades y las diferencias de los individuos.
Recomendó fomentar el bienestar, la libertad y el progreso de los seres humanos, alentar la tolerancia, el respeto, el diálogo y la cooperación entre diferentes pueblos y culturas, en los ámbitos económico, político, religioso, cultural y social.
Más bien vivimos una situación donde la tolerancia no es un aspecto fundamental, lo que sigue siendo un desafío es reconocer las diferencias en el ámbito religioso, aún hay casos complicado, no muy recientes algunos y eso debe preocuparnos y ocuparnos, expuso.
Los casos más recientes se localizan en comunidades del municipio indígena de Chenalhó, donde parte del conflicto tiene que ver con expresiones que no están siendo atendidas, causas multidimensionales, refirió.
El tema de Chenalhó no es sólo de creencias, sino de poder, de reconocimiento de derechos agrarios, con disputas entre grupos para tener el control de ciertos sectores de la población y cundo estallan los conflictos tienen procesos que detonan por no tener la atención adecuada, lamentó.
En la comunidad Puebla hay un desplazamiento forzado por un grupo de poder, tiene que ver con tenencia de la tierra, con un predio donde se construyó un templo y los desacuerdos generaron un rompimiento del tejido social, dijo.
En Chamula, una persona tras abusar de una mujer fue quemada, lo que evidencia la necesidad de conocer de fondo los problemas sociales, económicos, políticos y culturales para darles atención en su justa dimensión, con mecanismos de mediación para generar acuerdos, consensos y garantizarse derechos para generar tolerancia, manifestó.
Es estratégica la intervención que realizan muchos organismos de la sociedad civil ante el problema, pero las instituciones tienen que dar una atención a fondo, pues el problema se da en muchos casos por la falta de intervención adecuada del Estado y en otros se presenta la justicia por propia mano, resaltó.